En la fiesta del orgullo gay salí a la calle a dar un paseo. La ciudad estaba repleta de homosexuales y carrozas de colores. Había mucha gente en la calle, seguidores y no seguidores de la causa.
De repente, uno de los homosexuales que celebraban aquella fiesta, se acercó a mí y me dirigió unas palabras. Aquella persona me dijo que me quería mucho, que era muy importante para él.
Al principio pensé que todo era una broma que aquel chico quería gastarme, pero se acercó mucho más cerca a mí y me dijo bastantes cosas que sólo él y yo sabemos. Yo le escuchaba, pero no sabía exactamente que es lo que estaba pasando.
De repente, todo dio un vuelco inesperado. Aquella persona que tantas cosas cercanas y sentimentales me había dicho, de repente se confesó con todo. Aquel chico era mi propio hermnos
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